¿La Sensualidad O El Recato?

                     

Por: Boaz Fariñas

 

Lejos de lo que muchas personas erróneamente asumen el Tzeniut en la mujer la coloca en un lugar de valor por encima de lo que el exterior dice, la sociedad considera importante lo externo, el judaísmo resalta el aspecto interno sin despreciar lo externo.

 

Si una mujer que se embellece de manera sugerente para el deleite sensual de su marido es de una dignidad y trascendencia impresionantes. Pero, la misma acción de (des-)vestirse y maquillarse para coquetear con cualquier varón que aparezca a la vista, es una manera de degradarse, y es allí donde juega un valor importante la pureza que debe tener la mujer en su interior y donde también el esposo forma parte de esa integralidad matrimonial a la que llamaremos intimidad.

 

 

No estamos asumiendo erróneamente que el cuerpo sea malo en lo absoluto, de hecho, lo necesitamos para cumplir Mitzvot.

 

Dice en el Tanaj:

 

"¡Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno!

¿Qué requiere de ti el Eterno?

 

Solamente hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente (con Tzeniut) con tu Elokim." (Mijá / Miqueas 6:8).

 

“La idea de que nuestra ropa juega un papel importante en la forma de vida Tzanua se remonta a las épocas más tempranas. Aún los antiguos Egipcios conocían esto. La esposa de Potifar estaba constantemente pensando formas de llamar la atención de Iosef HaTzadik. Ella entendía que tendría más éxito en atraer su atención si el se vistiera en forma diferente. La Torá nos cuenta: “y ella lo atrapó a través de su ropa” (Bereshit 39:12).

 

La esposa de Potifar proyectó, “Tengo que resolver cómo hacer para que él se cambie su ropa. Él se viste como un Hebreo piadoso. Mientras que él continúe 

 

vistiéndose así, jamás me prestará atención a mí. Una vez que yo logre que se vista como un egipcio, será más probable que me responda” (Zohar, Perashat Vaieshev 238).

 

La forma de vestirse de Iosef también lo protegía de otro modo. Iosef sabía el poder de la ropa, especialmente para una persona en una posición de poder. Después de todo, cuando él llegó a ser soberano, se entremezcló con todos los oficiales superiores, ¡y además con el mismo Parhó! Vestirse como un egipcio ciertamente hubiera hecho su vida más fácil. Pero él se mantuvo firme. Se imaginó la imagen de su padre en su mente y se preguntó a sí mismo: ¿Podría yo presentarme delante de mi padre vestido como un egipcio? ¡Jamás!

 

 

Más tarde, cuando los Judíos fueron esclavizados, Parhó decretó que las niñas judías fueran educadas con la cultura Egipcia. Aún sin su decreto, esto podría haber sucedido fácilmente. ¡El pueblo judío estuvo viviendo al lado de los Egipcios durante cerca de doscientos años! Sin embargo, las mujeres y las niñas Judías guardaron su distancia.

 

¿Cómo pudieron lograr esto? Nuestros Sabios dicen: “Ellas no cambiaron su forma de vestir” (Bamidbar Rabá 13:17)”. Malka Touger.

 

“Necesitamos aprender y recordar que el Tzeniut no es simplemente usar lo que es correcto. Es nuestra forma de vida”.

 

En un aspecto muy particular confundimos los conceptos, creemos que el recato elimina el aspecto femenino de la mujer, algo que es un total error, todo lo contrario, resalta el hecho de ser femenina, pero con la diferencia que la mujer deja de ser un objeto sexual que se vende como algo sensual y es allí donde lo interno luce mucho mejor que solo lo externo. El aspecto sensual pasa al plano de la exclusividad matrimonial.

 

 

El sexo es poder, por lo tanto "sexy" debe ser igual a "poderoso". Sin duda, es divertido ver como los muchachos pierden la cabeza al ver a sus compañeras con muy poca ropa, sin embargo, con toda honestidad, una niña no necesita mucho poder para lograr esa hazaña en particular. En todos y cada uno de los aspectos, este "poder" es sólo una ilusión.

 

Ese detalle de diferenciar entre ¿la sensualidad o el recato? Es en su gran mayoría un reto que cada mujer judía se enfrentan todos los días y es allí donde el esposo juega un papel de vital importancia.

 

El tratado de Shabat en la página 113a, se nos enseña que no es apropiado que una persona esté demasiado preocupada con la moda, excepto cuando se trata de utilizar lo mejor para Shabat.

 

El siguiente relato es mencionado en el libro “Si sales a la Guerra” el mismo ilustra una situación que ejemplifica lo que tratamos de explicar:      

 

“Otro pequeño pecado atribuido al rey David, que la Torá sólo alude a él y no lo menciona explícitamente, está citado en el tratado de Meguilá (14a): Cuando David se dirigía para matar a Naval HaKarmelí, se le aventajó Avigail, la esposa de Naval, trayéndole obsequios. Ella descendió la montaña al encuentro de David montada en un burro.

 

Según dicen nuestros Sabios, vino a preguntarle por una mancha de sangre, si era pura o impura. El rey objetó diciendo que no se dictamina de noche sobre manchas de sangre, sobre lo cual ella respondió que del mismo modo tampoco se juzga asuntos de vida y muerte de noche (pues el rey venía a matar a su marido). Finalmente, el rey la bendijo: Bendita eres tú y tu genio, gracias al cual me abstuviste de pecar con las sangres” (Shemuel 1:25). Dijo “Sangres” en plural, refiriéndose a la sangre menstrual y la pena de muerte de Naval.

 

Rashí explica que en un momento se descubrió parte de la pierna de Avigail y el rey la deseó, más ella se negó, como resultado, en este caso no resultó un pecado en la práctica, sino sólo en el pensamiento. (HaShem mismo atestigua sobre ello, incluyendo Su Santo Nombre al comienzo del versículo: “Vehayá”, que se compone de las letras en hebreo del Tetagrámaton.) Y a eso se refirió el rey cuando la bendijo por haberla salvado de pecar con sangres, aludiendo a los dos pecados: adulterio y asesinato.

 

Sin embargo, fue exigente con él y esperó que se arrepintiera previo a su muerte incluso por pecar con el pensamiento, para así complementar sus vestimentas espirituales que hasta el momento no eran íntegras.

 

Por ello no podía tener provecho de sus vestimentas y eso alude el versículo: Lo cubrían con mantas, mas no le calentaban”. (Pag 337-338).